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¿Cómo resolver el problema de los motochorros?

Hace un tiempo que el Conurbano bonaerense y la Ciudad de Buenos Aires sufren el delito violento de criminales que utilizan motovehículos en la comisión de sus robos y para facilitar su huída luego de cometerlos.
En una reciente columna comentaba los estudios que hace 50 años había llevado a cabo Gary Becker, el economista de Chicago ganador del Premio Nobel de la especialidad en 1992, sobre el crimen y el comportamiento de los delincuentes. Brevemente concluía que cada uno de ellos tiene en cuenta el "precio" del delito, es decir, si pagará caro o no sus consecuencias y según ello actúa o deja de hacerlo.

Ese "precio" que fija el Estado no está compuesto solamente por la pena en expectativa que define la ley, sino por la posibilidad real del delincuente de ser apresado y condenado, involucrando entonces también a policía y Justicia penal.

A este problema local, que aún resulta insoluble para las autoridades de la materia, hay que aumentarle entonces el precio de forma urgente. He aquí varias formas de hacerlo:

Entrenando a más policías en controles preventivos, porque el delito se consuma cuando encuentra en tiempo y espacio a la víctima y su victimario ante la falta de guardián del orden

Entrenando a más operadores de monitoreo de cámaras para advertir en tiempo real estos hechos, esa es la función primaria de las cámaras, mientras que aquí esa función se ha desnaturalizado para servir sus grabaciones como prueba posterior al hecho, en el mejor de los casos.

Finalmente, se deben agravar los robos cometidos con esta modalidad (¡Congreso Nacional, a despertar!) para que una pena alta en expectativa haga a este delito no excarcelable. Es frustrante para el funcionario policial, luego de una aprehensión de estos delincuentes, que un secretario (ni siquiera el juez o fiscal) les ordene "identificar y liberar" desde la comodidad del despacho. El monto de la pena autoriza a hacerlo. Y muchos jueces entrenados en el zaffaronismo, si pueden, liberan. Ni pensar en la víctima, quien normalmente, mientras se recupera, se entera de que su victimario ya está en libertad.

A la vez, como venimos repitiendo hasta el cansancio, los delitos graves deben ser penalizados con la misma escala penal, sean consumados o tentados. De otra forma, cuando se captura a estos criminales en el lugar del hecho y la calificación es de tentativa, el delito deviene excarcelable. Otra reforma legal necesaria y urgente que no recoge el proyecto de Código Penal que promociona el Gobierno.

Medidas concretas para dar solución a problemas graves que sufrimos desde ya hace un tiempo.

Por Martín Etchegoyen Lynch para Infobae
Abogado, PhD en Justicia Criminal, ex fiscal en lo Criminal. Es integrante de Usina de Justicia.

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