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La importancia de denunciar

Soportar un hecho delictivo nunca es grato. Deja secuelas graves (cuando no gravísimas o definitivas en el cuerpo o la psiquis de la víctima) que tornan a esa situación difícil de olvidar.
En algunas ocasiones, no realizamos la denuncia correspondiente por pretexto de la desconfianza en la justicia o en la policía, o eventualmente por miedo a una represalia del denunciado.

Dentro del abanico de indeseables sucesos delictivos que nos pueden tener como victimas, podemos señalar como los mas habituales los hechos de transito (lesiones u homicidios culposos), las amenazas, las agresiones físicas o el robo. Sin que esta selección abarque la totalidad podríamos enumerarlas como las que, estadísticamente, ocurren en nuestras vidas.

Otros tipos de delitos como los sexuales (violaciones, abusos deshonestos, corrupción de menores, etc.) dejan huellas imborrables y provocan una gran conmoción social al divulgarse.

Tanto en los primero como en estos últimos señalados la DENUNCIA se torna impostergable ya que sin la misma la protección de los órganos ejecutivos o judiciales se torna imposible: el ocultamiento o reserva de estos hechos generan una evidente imposibilidad del sistema preventivo o punitivo para actuar.

El “sistema” no ignora que la victima teme o descree al momento de realizar una formal denuncia y es por ello que los códigos procesales modernos prevén tal situación y estimulan a través de un cumulo de acciones la protección de los derechos que a las personas en posición de vulnerabilidad le competen. Para mejor ilustración, señalaré que el artículo 83 del Código procesal de la Provincia de Buenos Aires garantiza ciertos derechos y facultades a las víctimas como las de: recibir un trato digno y respetuoso; documentar en forma clara, precisa y exhaustiva las lesiones o daños padecidos; ser informado de la marcha del proceso iniciado como así los resultados de la investigación; la salvaguarda de la intimidad en cierto tipos de procesos; a la protección de la seguridad personal, del grupo familiar o de testigos que así lo requieran en virtud de la gravedad de lo denunciado; a reclamar por la demora o la ineficiencia de la investigación entre los más destacados.

Como consejo básico, ante quienes recurran a la policía en forma inmediata al hecho delictivo, señalo el de INSISTIR en la inmediata notificación al fiscal; procurando que en los días sucesivos el funcionario policial a cargo del sumario les proporcione el número de registro de la investigación penal preparatoria (así se llama en la provincia de Buenos Aires), como así los nombres y apellidos del Agente Fiscal a cargo y del Juez de Garantías correspondiente. Con esos datos, ya la victima podrá dirigirse ante la fiscalía interviniente para ser informada del estado de las actuaciones.

También la denuncia puede formularse ante la oficina de denuncias del Ministerio Publico Fiscal (por lo general estas oficinas se encuentran en dependencias de los tribunales locales) o bien apersonarse en cualquier fiscalía de la zona donde serán informados de inmediato de los pasos a seguir.

Si en algunas de estas instancias sus reclamos no son debidamente atendidos siempre se debe recurrir al Fiscal General (máxima autoridad de los fiscales) del departamento judicial que corresponda por el domicilio donde ocurrió el delito, poniéndolo al tanto por escrito de las irregularidades que hayan padecido.

Hay que tomar la iniciativa. Es una de las formas más efectivas de luchar contra la delincuencia y la inacción estatal.
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